Visto desde el cielo su trazado podría semejar al de una gran almendra. Así es el barrio de Cruces (Gurutzeta), al menos la parte que queda encerrada entre los límites que marcan el trazado de la Autovía A-8 y la carretera (CN-634) que, viniendo de Burtzeña, lo circunvala por su cara opuesta. Y es que su mismo nombre -Cruces- expresa muy bien el devenir de esta zona que, ya desde la antigüedad, se significó como una importante encrucijada de caminos, ya que por aquí discurrían dos ramificaciones del denominado Camino Real.
Las crónicas también nos dicen que allá por el año 1920 Cruces (Gurutzeta) apenas contaba con poco más de nueve edificaciones, en el marco de un entorno bucólico y rural. La llegada de grandes contingentes de emigrantes a Barakaldo en la década de los años cincuenta y, sobre todo en la de los sesenta, marcó el inicio de una evolución que ha cambiado radicalmente el paisaje de este barrio.
Segundo barrio de Barakaldo
La inauguración en julio de 1955 de la entonces Residencia Sanitaria Enrique Sotomayor (más conocido hoy día como Hospital de Cruces) modificó el devenir de este barrio que ha pasado a ser el segundo por número de habitantes, ya que acoge actualmente a unos 18.000 y la cifra sigue en aumento. De entonces acá, Gurutzeta ha experimentado una gran transformación acorde con los cambios que ha tenido todo el municipio de Barakaldo.
Urbanísmo racional
La visita a este barrio tiene como punto de partida la zona que arranca desde el puente que separa este barrio del bilbaíno de Zorrotza (Nº1). A la izquierda dejamos el Colegio San Juan Bosco, así como toda una zona residencial que combina casas de los años sesenta con construcciones más recientes. Un poco más adelante, frente a la histórica finca del Palacio de Munoa (Nº2), se levantan los bloques de casas de Euskalduna, toda una serie de edificios separados por pequeños espacios ajardinados que lo convierten en un buen ejemplo de urbanismo racional y a la medida del ser humano. El soterramiento ya en marcha de un buen tramo de la CN-634 a su paso por esta zona, contribuirá a corto plazo a hacer de ella un lugar muy apropiado para el disfrute del tiempo libre de sus habitantes.
Vistas espectaculares
Nuestro itinerario prosigue a lo largo de la calle Balejo (Nº3) donde, tras alcanzar la parte superior del aparcamiento Bolera, podemos disfrutar de una de las vistas más espectaculares del barrio, con toda la vega de Ansio y de Zuloko-Ibarreta bajo nosotros.
Plaza del hospital
No muy lejos de allí, siguiendo por la misma calle, nos encontramos en su lado izquierdo, con la Casa de Cultura (Nº4) y la Biblioteca de Cruces y, unos metros más adelante, desembocamos en la Plaza en la que se asientan las diferentes edificaciones del Hospital (Nº5), edificio que fue proyectado por el arquitecto Martín José Marcide, en el que un esquema en espina de pez adopta la forma de un trazado curvo, que es concéntrico a la plaza circular, y del que destaca un núcleo de escaleras circular en forma de espiral. Bajo la plaza, convertida en intercambiador de tráfico, podemos encontrar una pequeña galería comercial, que se complementa con el cada vez más desarrollado sector servicios que se ha venido instalando en los últimos tiempos en los alrededores del Hospital.
Parque Telletxe
Desde aquí, y a través del puente cubierto que salva la autopista A-8, nos dirigimos a La Paz, toda una zona residencial de zonas ajardinadas que acoge a buena parte de la población del barrio en un entorno de tranquilidad y sosiego y que en su parte más extrema limita con el Parque Tellaetxe (Nº6).
Desde aquí, el barrio vuelve a conectar con las zonas menos modificadas por la acción del ser humano: Basatxu, el monte Arroletza y, por último, la ermita de Santa Águeda.